martes, 30 de diciembre de 2008

LA RIQUEZA MINERA DE HISPANIA

A la hora de hablar de los recursos naturales que poseía la Península Ibérica a la llegada de los romanos, ocupa un lugar destacado, a juzgar por los textos literarios llegados hasta nosotros, la abundancia de minerales y su explota­ción.

Los escritores clásicos, Plinio el Viejo y Estrabón, en diferen­tes ocasiones, van a darnos interesantes noticias referentes a estos aspectos. Brevemente expondremos algunos de los datos que nos han llegado.

En el tomo III de su His­toria Natural, en el aparta­do 3,30, PLINIO EL VIE­JO nos comenta:

"En casi toda su exten­sión abunda Hispania en yacimientos de plomo, hie­rro, cobre, plata y oro..."

El mismo autor en la mis­ma obra pero en tomo XXXVII, apartado 13, 203, señala:

"Inmediatamente des­pués de Italia, y si excep­tuamos las fabulosas rique­zas de India, debo situar a Hispania, al menos todo su litoral costero; en verdad, es pobre en parte, pero allí donde es fértil produce una enorme abundancia de ce­reales, aceite, vino, caba­llos y minerales de todo ti­po, en lo que marcha a la par con Galia"...

ESTRABON en su libro III, apartado 2,8, hablando de la zona Sur de la penín­sula apunta por su parte:

"A tanta riqueza como posee esta comarca se aña­de la abundancia de mine­rales; ello constituye un motivo de admiración, pues aunque toda la tierra de los íberos está llena de ellos, no todas las regiones son a la vez tan fértiles y ricas, y con mucha más razón las que tienen abundancia de mine­rales, puesto que es raro que se den ambas cosas a un mismo) tiempo y también que en una pequeña región se halle toda clase de meta­les. Pero la Turdetania y las regiones vecinas abundan en ambas cosas y no existen palabras apropiadas para alabar justamente esta vir­tud; hasta ahora ni el oro ni la plata ni el cobre ni el hie­rro nativos se han encontra­do en ninguna parte de la tierra tan abundantes y ex­celentes".

Un poco más adelante, Estrabón, en el mismo libro y apartado, nos informa so­bre algunas de las caracte­rísticas de las explotacio­nes mineras en dicha época:

"El oro no se extrae úni­camente de las minas sino también mediante lavado; los ríos y torrentes arras­tran arenas auríferas. Otros muchos lugares desprovis­tos de agua las contienen igualmente; el oro, sin embargo, no se advierte en ellos, pero si en los lugares regados, donde el placer de oro se ve relucir; cuando el lugar es seco basta con irri­garlo para que el placer de oro reluzca; abriendo pozos o por otros medios se lava la arena y se obtiene el oro; en la actualidad son más nu­merosos los lavaderos de oro que las minas...

En los ríos se extrae y se lava allí cerca en pilas o en pozos abiertos al efecto y a los que se lleva la arena para ser lavada; los hornos de plata se hacen altos con el objeto de que los vapores pesados que desprende la masa mineral se volatili­cen, ya que son gases den­sos y deletéreos; a algunas de las minas de cobre se les suele llamar áureas, pues se supone que de ellas se obte­nía con anterioridad oro".

ESTRABON también hace mención de la riqueza minera del Noroeste de la Península Ibérica (libro III, 2, 9):

"... Entre los ártabros, que viven en la parte más alejada del septentrión y del occidente de Lusitania, el suelo contiene, según ase­guran, eflorescencias de plata, estaño y oro blanco mezclado con plata; esta tierra es arrastrada por los ríos, y las mujeres, una vez amasada la arena, la lavan en tamices tejidos en forma de cesta."

Para finalizar tenemos que el mencionado escritor, en el mismo libro y aparta­do, nos relata lo siguiente:

"Posidonio, al alabar la enorme cantidad y excelen­cia de los metales, no pres­cinde de su habitual retóri­ca sino que, llevado de un entusiasmo poético, se en­trega a exageraciones; de este modo no considera fal­sa la leyenda de que, ha­biéndose incendiado los montes en una ocasión, al estar la tierra compuesta de plata y oro, ascendió fundi­da a la superficie ya que to­da la montaña es como di­nero reunido allí por la pró­diga fortuna; y en general, continúa, cualquiera que haya visto estos lugares po­dría asegurar que son los eternos almacenes de un Imperio, pues el país, según se dice, no sólo es rico en lo que muestra sino también en lo que oculta..."

Estas y otras noticias nos vienen reflejadas en algu­nos textos antiguos, que nos hacen ver, cómo él as­pecto de la riqueza minera de la Península Ibérica se­ría uno de los motivos de la conquista de Hispania por los romanos.

Nota.- En la imagen el vaso o casco de oro de Leiro ( A Coruña), extraordinaria joya prehistórica que nos habla de la riqueza



2 comentarios:

lughaid dijo...

yo creo que el remate en pico podría ser un argumento a favor de su uso como casco.

No obstante en yacimientos várdulos de vizcaya se encontraron estos recipientes que guardan un enorme parecido:

http://es.geocities.com/lughaid0/174.jpg

José Manuel Jesús Hidalgo dijo...

Bien pudo ser originalmente un casco similar a los que usted menciona y con posterioridad, ser reutilizado, añadiendo el pico superior, un casco, con una función claramente ritual como es lógico suponer, por sus características. Un saludo